Manuelita vivía en Pehuajó pero un día se marchó Nadie supo bien por que A París ella se fue, un poquito caminando y otro poquitito a pie. Manuelita una vez se enamoró de un tortugo que pasó. Dijo: «Qué podré yo hacer ? Vieja no me va a querer; en Europa y con paciencia me podrán embellecer». En la tintorería de París la pintaron con barníz, la plancharon en francés del derecho y del revés, le pusieron peluquita y botines en los pies Tantos años tardó en cruzar el mar que allí se volvió a arrugar, y por eso regreso vieja como se marchó, a buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó. Manuelita, Manuelita Manuelita, dónde vas ? con tu traje de malaquita y tu paso tan audaz.